Recuerdo la clase de 3º de EGB cuando quedaban unos minutos para que sonaran las 5 y nos poníamos todos de pie tras los pupitres alineados y cantábamos las tablas de multiplicar del 1 al 9. Uno por uno es uno, uno por dos dos, uno por tres tres……así hasta el maravilloso nueve por nueve ochenta y uno ( la tabla del 10 debía pertenecer a libro del curso siguiente porque no la hacíamos). Por supuesto, mientras cantábamos sonaban las 5, hora de salir a jugar. Era entonces cuando acelerábamos y aquello empezaba a sonar a chino “siet pr cinc trenticinc, siet pr seis cuartidos, etc……..” Al recordarlo no puedo evitar ponerme nerviosa. Creo que todavía hoy cuando tengo que calcular una multiplicación me yergo y canto por dentro.
Este fin de semana entre amigos, cartones, tapones, figuras de madera… he descubierto que mis hijos van a poder adorar igual que yo el nueve por nueve ochenta y uno pero sin nervios, con tranquilidad, jugando. Nuestros niños van a sentir que el nueve puede ser una barrita de madera de color azul, van a ver que el ocho puede ser un puñado de tapones de colores y van a ser capaces de encontrar muchos caminos para llegar al ochenta y uno, jugando y jugando.
¡¡¡ Quién pudiera volver a ser niño y jugar a las matemáticas….!!!!
Gracias Malena
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