Uno de los asuntos que llevan ya tiempo tratándose en el cole es el tema del compromiso.
Podemos decir que los niños y niñas han asumido, desde el principio, ciertos compromisos que van unidos a la escuela, como asistir a un taller si te apuntas, recoger los materiales que has utilizado antes de cambiar de actividad o el compromiso de tratar bien al otro. También conocen las normas de cada espacio y se comprometen a respetarlas. Es decir, existe ya un código del cole que todos han aceptado como suyo y que es el principio para un buen funcionamiento. Es increíble ver cómo los más pequeños se han adaptado a él y no solo lo respetan sino que son capaces de recordárselo a aquellos que se despistan.
Pero, en primaria, se va más allá, ya que los mayores pueden adquirir compromisos más específicos. Existe una libreta donde se recogen y se firman las actividades que cada uno se compromete a realizar en los próximos meses, por supuesto, con posibilidad de revisión cada cierto tiempo. Son tareas que parten de la necesidad o de la motivación. Es decir, no hay una lista de compromisos sino que son ellos mismos quienes los eligen. Por ejemplo, en el momento tranquilo voy a dedicarme a hacer fichas de letras o quiero aprender los números desde el cero hasta el infinito. También se comprometen a apuntarse a varias sesiones de un mismo taller para que haya una continuidad o a preparar y recoger el almuerzo. El compromiso conjunto de limpiar el espacio exterior todos los viernes está funcionando muy bien desde hace meses.
La labor de los profes en este sentido es incalculable ya que tienen que atender a las actividades elegidas, que son muchas, muy variadas y se desarrollan en momentos diferentes. Además de registrar y evaluar los logros conseguidos.
Es cierto que no todos los compromisos se cumplen y que muchas veces es necesario recordar que hay algo pactado, pero esa relación con la responsabilidad individual, con avanzar por el camino que uno mismo ha elegido, desarrolla otras capacidades que poco tienen que ver con la obligación impuesta por otro. La satisfacción, sin duda, es incomparable.
El compromiso está por todas partes; desde que nos levantamos no dejamos de realizar los compromisos adquiridos. La pregunta es ¿cuántos de ellos nacen de nosotros mismos, nos han enseñado a identificarlos?
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