ImageHoy, después de un nuevo encuentro entre profesores y familias, le he preguntado a mi hijo: ¿Me enseñas tu clase?. Después de asentir, muy emocionado, nos hemos “escabullido” del grupo para entrar en la clase de Caracol. En nuestro cole las aulas no son 1ª, 2B son: monos, caracol y busgosu.

Al recorrer el cole no se puede contener la emoción:  En las aulas todo está cuidadosamente preparado y accesible para los niños. Preciosos materiales didácticos, muchos de ellos fabricados con cariño por otros padres, llenan los estantes. Mesas y sillas justo de su tamaño y rincones abiertos al conocimiento. La luz de un hermoso y brillante día de febrero nos acompaña por los espacios del aula, donde encontramos maravillosos tesoros, como cajas mágicas que suman vocales y consonantes de colores, mapas-puzle del mundo y otras maravillas. Pero la más grande de las maravillas es como mi pequeño recorre los espacios con libertad y me enseña cómo funcionan esas mágicas maravillas. Se me saltaban las lagrimas, al ver como logramos construir entre todos día a día un bonito sueño para nuestros pequeños. Ni en mis mejores fantasías hubiera imaginado a los cinco años un cole como este.

Y Donde están los pupitres? Y el pizarrón de la pared detrás de la mesa del profe, un palmo por encima del suelo que los alumnos pisan?  Solo en mis recuerdos. Recuerdos no tan luminosos como este hermoso día de hoy.

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