
El idioma inglés, por ejemplo, está presente en Andolina de muy diversas formas. Como algo que impregna situaciones de la vida cotidiana, está presente en las interfaces de los ordenadores, en las letras de la música que escuchamos y en algunas personas del entorno, como personal extranjero voluntario o en prácticas o peques de otras nacionalidades, que lo utilizan a diario. De esta forma en algunas individualidades se despierta de forma espontánea el interés por una lengua extranjera.
Y es esta aproximación la que cuidamos en Andolina cuando se produce. ¿Cómo? Pues ofreciendo experiencias con el idioma en cuestión. De manera más puntual en infantil, en formato de juego, y semanalmente en primaria a través de talleres específicos. El objetivo de estas sesiones es que escuchen y jueguen con la lengua extranjera, de manera que pierdan el miedo a un idioma que no conocen y lo vivan como una herramienta de comunicación y una posibilidad de aprendizaje más.
También ocurre y es una opción a su alcance, que alguien quiera practicar por ejemplo el inglés en el día a día del cole y acuerde con una acompañante utilizarlo en diferentes momentos de la mañana en sus comunicaciones individuales.
Por otro lado, en ocasiones, hay grupos de personas que solicitan disfrutar de momentos más parecidos a una clase tradicional, buscando una modalidad más formal, especialmente aquellas que van terminando primaria y quieren acercarse a formatos de trabajo parecidos a los de la educación secundaria. Cuando surgen grupos con este interés, desde el equipo docente se responde también con sesiones semanales.
Y todo ello sin olvidar actividades de canto, cuentacuentos y de otra índole que llevan a cabo con frecuencia personal extranjero del cole o incluso padres o madres de otros países en sus respectivas lenguas maternas.
De esta manera propiciamos acercamientos positivos que suponen una buena base para aprender otro idioma cuando surja una necesidad o una motivación real.
En Andolina no forzamos los procesos naturales y para ello acompañamos, aceptamos y respetamos sus etapas. El control de esfínteres es un proceso evolutivo que llega en cada caso a una edad diferente. Al entrar al cole, cada peque se encuentra en una etapa madurativa concreta, por lo que no establecemos expectativas de tiempos ni de formas para el abandono del pañal, sino que es cada uno y cada una quien decide y busca su momento. Desde el cole acompañamos, respetamos, creamos ambientes seguros y estamos disponibles para acompañar sus necesidades y ritmos naturales.
En Andolina hacemos un seguimiento individualizado de cada criatura. Cuando se va acercando el momento de pasar a secundaria, generalmente alrededor de los 10 o 11 años, empezamos a ver en ellos y ellas muchas ganas de saber cómo se trabaja en otros centros, qué van a necesitar en secundaria, cómo es un instituto… Para acompañar este momento tan importante, hemos creado lo que llamamos G.A.S. (Grupo de Apoyo a Secundaria). En este grupo trabajamos diferentes aspectos: simulamos clases tradicionales para que se familiaricen con las normas, los libros de texto, los exámenes, etc., investigamos sobre cómo es el día a día en los institutos preguntando a alumnado que conocemos de estos centros y trabajamos técnicas de estudio: subrayado, cómo hacer esquemas… Además, el último trimestre, con los niños y las niñas de 6º vamos a visitar centros de secundaria. Esta preparación hace posible que puedan dar este paso con mayor seguridad.
Aparte de esta preparación específica para el instituto, la manera de trabajar que tenemos en Andolina hace que, aunque al principio el cambio pueda ser difícil, cada peque salga de aquí con las herramientas necesarias para adaptarse. Y la herramienta más básica e importante para nuestro equipo pedagógico es que confíen en sí mismos y en sí mismas, en sus capacidades.
Una de las cosas más importantes que hemos constatado es que salen de aquí en 6º con muchas ganas de seguir aprendiendo, con mucha curiosidad e interés por lo desconocido, lo que hace que se enfrenten a este cambio con energía suficiente para afrontarlo.
En Andolina consideramos que el juego libre no estructurado es fundamental para el desarrollo sano y armónico en las primeras etapa de vida. Respetamos espacios, ritmos, preferencias y tiempos de juego, acompañando a cada peque para que viva y conviva sin prisas, exigencias ni juicios. Confiamos en sus capacidades innatas para tomas sus decisiones, elegir los materiales que necesitan, desarrollar y desplegar sus juegos… sabiendo que sus elecciones están conectadas con sus necesidades y motivaciones reales. La infancia para nosotras es una etapa en la que están descubriendo el mundo con el cuerpo, a través del cuerpo, en relación con los elementos del entorno y en convivencia con las demás personas. Por eso generamos y diseñamos ambientes de juego seguros, cálidos y amables en los que pueden sentirse y expresarse con libertad, desarrollando todas las capacidades, habilidades y estrategias que necesitan para vivir y convivir en el mundo de la manera más independiente y autónoma posible.
Consideramos el juego libre un proceso en constante movimiento a través del cual los niños y las niñas de todas edades se enfrentan a un sinfín de experiencias y retos (físicos, sensoriales, motores, emocionales, sociales, cognitivos…), que sin condicionantes externos y por mero placer, repiten, perfeccionan, integran y aprenden, en función de la etapa en la que se encuentran.
La primera infancia es una etapa en la que están en continuo crecimiento y cambio y necesitan mucha energía para asentar y afianzar todo tipo de procesos internos y externos: físicos, fisiológicos, sensoriales, emocionales, sociales… Requieren mucha energía para crecer y desarrollarse, pero también espacios de calma y descanso. Necesitan lugares de movimiento y ritmo, rincones para explorar e investigar, momentos donde se da cabida al riesgo, instantes en que se aburren, transiciones tranquilas y calmadas…
Necesitan también personas adultas de referencia y confianza que entiendan y respeten sus procesos, a quienes puedan acudir cuando necesitan seguridad, cuando necesitan expresar, preguntar, ser escuchados o escuchadas y escuchar…A través del juego y gracias a él, en Andolina acompañamos a diario a cada peque en sus momentos y espacios de juego, observando, asistiendo e interviniendo, sin exigencias o metas impuestas por el mundo adulto que les reste energía y tiempo vital para hacer lo que realmente necesitan.
Gracias a todas estas experiencias, interacciones, elecciones y juegos, preparan todo su ser para, llegado el momento y sin presiones, acercarse a tareas y materiales cada vez más estructurados de forma segura. Así, poco a poco, se inician en juegos cada vez más abstractos y complejos como son la lectoescritura o la matemática.
Para las profes de Andolina aprendizaje y juego son dos conceptos que van de la mano y tienen lugar en todo momento, a cualquier hora del día. Por eso creemos que juegan y aprenden no solo en el cole o en los momentos de juego libre, sino también en situaciones cotidianas del día a día como la preparación del almuerzo, cocinando en casa, paseando con la familia, haciendo la compra, escuchando una conversación en el coche… Y esto ocurre sobre todo si se les da cabida y participación en el quehacer diario, haciéndoles formar parte de la vida cotidiana con independencia y autonomía.
En Andolina, cada criatura aprende a su ritmo y según sus intereses. El equipo pedagógico les acompaña en este proceso siempre un pasito por detrás de ellas, viendo qué les interesa, qué necesitan, qué dificultades tienen, etc., y ayudándoles en lo que van precisando.
Al igual que no hemos temido que no aprendieran a andar o a hablar (aprendizajes que realizan de manera natural y cada peque en su momento), en una sociedad donde el lenguaje escrito está en todas partes, el aprendizaje de la lectura y la escritura se puede dar de manera igualmente espontánea. Aunque no se lo impongamos, todos los niños y todas las niñas quieren aprender a leer. Más aún si no se lo imponemos. Y aprenden, vayan si aprenden. Incluso sin ayuda alguna. A base de ir viendo las letras en diferentes carteles, haciendo algunas preguntas sobre lo que pone aquí y allá, van descifrando este nuevo e intrigante código. Otras veces demandan ayuda y ahí estamos para dársela. En ocasiones les gusta usar materiales específicos, pero otras veces se enganchan con los cómics… Cada peque va encontrando su camino.
El equipo docente está muy atento a todos estos procesos, y si en algún momento ve que alguna criatura está teniendo dificultades, ya sea porque tiene ganas de aprender y pone energía en ello pero por más que lo intenta no evoluciona , o porque va pasando el tiempo y no muestra ningún interés por las letras, entonces empieza a indagar qué es lo que está pasando. A veces puede haber una dificultad física, como por ejemplo, un problema de visión. Otras veces, podemos encontrarnos con dificultades emocionales: rechazo a esta materia por alguna vivencia anterior, baja autoestima, etc. Sea cual sea la dificultad, el equipo pedagógico, con el apoyo de la orientadora del centro y de la propia familia, buscará la mejor manera de acompañar este proceso para que sea lo más satisfactorio posible.