Si un ordenador se bloquea, cualquier informático te dirá que es necesario reiniciar la conexión. Las II Jornadas Andolina nos han ofrecido la posibilidad de elegir la tecla “reiniciar sesión “ en lugar de seguir sin pensar y optar por la que advierte: “Si continúa con la sesión algunos elementos pueden no funcionar”.
Dice Isabel Fuster, que ha impartido en estas jornadas un taller grupal titulado Educar desde el lugar que nos corresponde, que “los niños están expuestos a su propia vivencia emocional y están implicados en la historia emocional de su familia…” y que para ayudarles en su aprendizaje “…solo podremos hacerlo si no estamos ausentes de esta conexión emocional, sin miedo a descubrir, comprender y resolver los conflictos emocionales en nosotros mismos en primer lugar”.
Lo cierto es que los adultos hemos perdido en algún momento la conexión, algo no funciona en nuestro sistema emocional cuando pasamos de reírnos 300 veces al día, a la edad de 6 años, a convertirnos en seres adultos que solo muestran la mueca de la alegría unas 15 o 30 veces.
Pero la conexión también ha de ser con nuestro entorno natural, así Heike Freire, que ha conducido un taller titulado La naturaleza en el desarrollo infantil, nos ha hecho reparar en la biofobia generalizada que nos lleva a apartarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos del contacto con lo natural, con nuestro entorno, perdiendo nuestra capacidad de autorregulación y saber innato.
Debemos pararnos a reflexionar sobre cómo queremos estar o, más bien, a qué queremos estar conectados. Dijo Albert Einstein, en una frase profética, “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad”
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